De pintor a blogger
Los artistas plásticos nunca nos hemos caracterizado por nuestra elocuencia, me sobran los dedos de una mano para contar los que sé que escriben más o menos regularmente. Noé, Stupía, Leòn Ferrari, Gorriarena (fallecido este año) me vienen a la memoria en este momento y confieso que no se me ocurren más. No agrego a John Berger porque es extranjero, y es, en realidad, un escritor que pinta.
Clement Greenberg dijo alguna vez que no había nada más ignorante que un pintor. Esta sentencia aceptada universalmente, es sobrellevada por todos los artistas plásticos como un estigma. El resto de los críticos de arte no lo dice, pero lo piensa, y quizá con alguna razón.
Por eso cuando “Ñ” me llamó para ofrecerme este blog, pasé del asombro a la euforia, y de allí a la duda. ¿Por qué a mí?
Y aquí estoy, expectante, mientras deliro acerca de las infinitas posibilidades que se podrían abrir. De todas maneras no puedo imaginarme cual será su alcance, ya que estoy especulando, como diría Borges, sobre el improbable y acaso inexistente lector a quien le interesen los temas que desarrollaré aquí.
Estos van a girar alrededor del arte, que es mi afición y profesión. Tal vez me explaye sobre tópicos tan diversos como el agotamiento de las vanguardias o por qué las artes dejaron de ser “bellas”. Si cierta claridad me acompaña, es factible que desarrolle algo acerca de ese monstruo de mil cabezas que han dado en llamar “arte contemporáneo”. Es muy probable que hable de otros artistas. Seguramente no voy a dejar de abordar temas como la estética de las bienales, los curadores, los críticos de arte, los concursos, los ministros de cultura, ciertas muestras, proyectos, actitudes y todo aquello que rodea al mundo del arte.
En definitiva, va a ser como hablar de mí mismo.